Orígenes

                                                   I

Tu pie descalzo ante la dura tierra: barro en el barro.
Tu rostro unánime ante el pueblo: sangre en la sangre.
Tu voz viril de campo enardecido: grito en el grito.
Tu cuerpo, catedral de músculo rebelde: hombre en el hombre.
Tu corazón de pétalos morenos, sin espinas: rosa en la rosa.
Tu paso hacia adelante presuroso: ruta en la ruta.
Tu puño vengador, alzado siempre: piedra en la piedra.
Tu muerte, tu regreso hacia la tierra: lucha en la lucha.

Anastasio Izalco, Lempa Aquino:
desde que tú nacistes se ha hecho necesario apedillar
la lucha y ponerle tu nombre.

(Fuego desde el Jalponga y el Huiscoyolapa,
grito desde el añil, amor desde la hondura de tus puños,
lava desde tu pecho hasta el Chicontepeque,
pueblo desde el ayer hasta la vida.)

Río y volcán: un hombre.

                                                                
II

Has nacido
para desentrañar la solución del odio,
para ascender, llevando al pueblo de la mano,
a la altura del trueno;
para romperle el alma al hambre,
para llenar de rosas liberadas la mirada del pobre;
para bordarle el corazón a la mañana
y establecer su axacta nitidez entre los pueblos que esperan;
para decirle al soldado, al cura,
al poeta repleto de soledades sórdidas,
a todo aquel que se quedó en la noche,
que aún contamos con él para construir el mundo proletario
que nos dará la dicha así,
sencillamente,
como se da la mano,
la tierra,
la esperanza...

                                                         ( ...La ventana en el rostro )